Escrito por Katie Mack y publicado por Editorial Planeta dentro de su colección Drakontos en 2021 (el original es del 2020).
Aunque en el link que he puesto explican con más detalle quién es la autora, comentar que es profesora adjunta de física en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, y con eso más el tema del que habla, que siempre me ha interesado bastante, ya tenía todo lo necesario para leer el libro. Bueno, eso y que ella misma dice que cuando descubrió que Hawking se definía a sí mismo como un cosmólogo, supo lo que quería ser ella (y soy muy de Hawking). De todas formas, por si alguien se despista, ya pone en la parte de abajo de la portada del libro que sólo se refiere al fin de todo, astrofísicamente hablando (por si alguno pensaba en cosas más raras).
La verdad es que está muy bien escrito, y no entra en dificultades técnicas. Eso sí, en la primera página (la primera) ya se ha cargado el planeta Tierra (vamos, que los terrícolas empezamos mal). Nos avisa que se va a centrar en cinco posibilidades que ha escogido en función de su importancia en las discusiones actuales entre cosmólogos, que son: big crunch, energía oscura (dos opciones), desintegración del vacío (rápida, limpia e indolora) y cosmología cíclica. De la desintegración del vacío me gustaría hacer un resumen muy rápido y viene a ser que nuestro campo de Higgs puede encontrarse en una situación de falso vacío y saltar mediante un suceso de alta energía o por efecto túnel cuántico a una situación de verdadero vacío (con resultados catastróficos). He puesto un link a un vídeo que está bien para entenderlo.
Aunque para comentarlas tiene que introducir conceptos que más o menos (a estas alturas del blog) ya nos van sonando a todos, como el principio cosmológico (básicamente que el universo es igual en todos los lugares), el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo del que, al margen de comentar qué es, hace un añadido que a mi me deja con buen cuerpo, y es que Peebles finalmente se ha llevado el premio Nobel en 2019 (algo de justicia poética, aunque sea con 40 años de retraso) y hace un comentario aclarador sobre la radicación de fondo: "en cualquier dirección que miremos, si lo hacemos lo bastante lejos, veremos ese lejano universo ardiendo. No es que estemos viendo una parte distinta del espacio, sino un tiempo en que todo el espacio ardía".
Cuenta también cosas curiosas, como el uso de la telemetría láser para medir la distancia a la luna gracias a que los astronautas del Apolo dejaron un espejo allí. Habla de Henrietta Swan Leavitt (que ya la he mencionado en algún otro libro como madre del uso de candelas estándares en astronomía). Del escenario ecpirótico (en el que el origen de nuestro universo viene dado por el choque de dos branas de tres dimensiones). Del modelo alternativo de Penrose conocido como cosmología cíclica conforme (que conjetura que la entropía no funciona igual cerca de las singularidades). Del estado de equilibrio de De Sitter (el origen de nuestro universo y de todo lo que en él ocurre es el resultado de fluctuaciones aleatorias en un universo en continua expansión). Del modelo de concordancia, según el cual el universo tiene cuatro constituyentes básicos: radiación, materia regular, materia oscura fría y energía oscura en forma de constante cosmológica. Y todo rodeado de un buen sentido del humor, que cuando se habla de cómo va a acabar todo, siempre se agradece. Incluyendo algunas referencias a la ya famosa serie de novelas (y película) de Douglas Adams: "La guía del autoestopista galáctico" (una de ellas a la escena de la ballena y la maceta).
Por resumir, un libro de 214 páginas que se leen muy bien, de forma relajada y la mayoría del tiempo con una sonrisa (que eso siempre se agradece). El epílogo final es muy bueno.
Como siempre, copio un trocito (bueno, un poco largo, pero es para que se entienda bien):
"Sin embargo, decía Hawking, cerca de un agujero negro puede ocurrir que la partícula virtual de energía negativa caiga del otro lado del horizonte y deje la partícula virtual de energía positiva desamparada, de modo que esta se torna real y escapa. La masa del agujero negro se reduciría un poco al absorber esa poquita energía negativa, y una cantidad igual de energía positiva se irradiaría desde el horizonte del agujero negro. Como estas partículas virtuales nunca paran de aparecer por todo el espacio, todo agujero negro que no esté ocupado engullendo materia de su entorno debería ir perdiendo masa poco a poco a través de este proceso de evaporación.
Por complicado que esto pueda parecer, sigue siendo una descripción muy, muy simplificada que solo pretende retener la idea básica sin andarse por veredas demasiado técnicas, y aunque como explicación sea muy habitual, a mí nunca me ha convencido del todo, puesto que parece necesitar que las partículas de energía negativa caigan con preferencia en el agujero mientras las de energía positiva irradian de él con la energía suficiente para escapar. lo que ocurre es que, pese a explicarla en estos términos al gran público, Hawking nunca quiso que se tomase de manera literal. La verdadera explicación requiere calcular las funciones de onda y la dispersión que experimentan cerca de un agujero negro. Pero lo cierto es que no hay manera de meterse ahí sin un montón de matemáticas y un nivel de comprensión de la física que probablemente requiera de dos o tres semestres de clases semanales."
Clasificación:
Facilidad de lectura: 1
Opinión: 4-5 muy divulgativo
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