Escrito por Stephen W. Hawking y publicado por Debolsillo en 2007 (la edición que tengo yo es del 2009).
No creo que tenga nada que contar del autor que no lo hayan comentado ya en algún sitio (en este mismo blog: El gran diseño), porque, al menos para mi, es uno de los mejores divulgadores científicos de nuestra época (hablando de ciencias físicas, por supuesto).
El libro en si no es mas que un compendio de una serie de conferencias (siete, para ser exactos: ideas sobre el universo, el universo en expansión, agujeros negros, los agujeros negros no son tan negros, el origen y el destino del universo, la dirección del tiempo y la teoría del todo) que impartió en 1996. Como siempre, cuando se habla de ciencia, 16 años son muchos años, pero las cosas, por desgracia, no han cambiado tanto; seguimos dándonos con el mismo muro una y otra vez, aunque cada día están mas cerca los primeros resultados del LHC que deberían aclarar un poco hacia dónde habría que centrar los esfuerzos en los próximos años (actualmente las teorías son muchas y muy variadas, y hasta que un resultado experimental (que pueda repetirse) no aclare cuál de las teorías es correcta y cuál no, o cual tiene más posibilidades de serlo, estamos un poco en medio de una densa niebla).
En este libro, el autor nos habla nuevamente, y tal y como indican los títulos de las conferencias, de cosmología y de cómo la teoría de lo muy grande acaba mezclándose con la teoría de lo muy pequeño (en eso que venimos llamando teoría cuántica de la gravedad y que aún no sabemos cómo describir de forma correcta). Escribe, como siempre, para el público en general, no sólo para expertos en la materia, y puedo decir que otra vez no hay ni una sóla fórmula, ni un sólo símbolo matemático en todo el libro, para no asustar a los lectores.
Son 139 páginas muy sencillas de leer y que en un fin de semana de relax nos lo podemos terminar sin correr el riesgo de sufrir un ataque cerebral .
Como siempre, copio un trozo:
"Comprendí que había cometido un error. De hecho, la condición de ausencia de frontera implicaba que el desorden seguiría aumentando durante la contracción. Las flechas del tiempo termodinámica y psicológica no se invertirían cuando el universo empezara a contraerse o en el interior de los agujeros negros.
¿Qué tendría que hacer uno cuando descubre que ha cometido un error como este? Algunas personas, como Eddington, nunca admiten que están equivocadas. Siguen encontrando argumentos nuevos, y con frecuencia contradictorios entre sí, en apoyo de su idea. Otros afirman que en realidad nunca han apoyado la idea incorrecta o, si lo hicieron, era sólo para demostrar que era inconsistente. Podría ofrecer numerosos ejemplos de esto, pero no lo haré porque me ganaría muchos enemigos. Me parece mucho mejor y menos ambiguo admitir por escrito que estaba equivocado."
He copiado este fragmente porque me parece digno de elogio el saber admitir cuando nos equivocamos, sobre todo porque en la vanguardia de la física no hay muchos hechos probados, casi todo son especulaciones y, como suele ser normal, la mayoría de esas especulaciones y teorías terminarán siendo erróneas. Lo importante es aceptar que la idea era buena pero no acertada y seguir adelante (en esto como en muchas otras facetas de la vida).
Clasificación:
Facilidad de lectura: 1
Opinión: 3-4.