Mostrando entradas con la etiqueta Charles Darwin. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Charles Darwin. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de mayo de 2021

Ciencia, lo que hay que saber

Escrito por Miguel Artola y José Manuel Sánchez Ron y publicado por Espasa Libros en 2017.

No creo que haga falta explicar por qué me he leído este libro, porque de uno de los autores me he leído un par de ellos (éste y éste) y aún tengo algunos otros pendientes. Entre ellos el libro original del que han sacado esta revisión: "Los pilares de la ciencia" del 2012.

La verdad es que es un libro del que es muy difícil hacer un resumen en condiciones, porque habla de todos los temas científicos habidos y por haber (bueno, alguno se dejan, no voy a exagerar) pero a lo largo de los 21 capítulos hablan de casi todo y enumerar los 21 capítulos para decir todo lo que comentan me parece demasiado. Así que lo dejaremos en que narran mucho de la historia de la ciencia, y para ello hablan de los estudios sobre el universo, de los estudios de nuestro planeta (y de los demás), del estudio de la naturaleza (desde todos los puntos de vista: química, física, biología, ...), del estudio del los animales y del ser humano (medicina, psiquiatría, psicología,...) y del estudio de los números. En fin, de casi todo, y con muchos, muchos detalles. De hecho el primer capítulo se hace un poco duro por el exceso de información. Luego la cosa mejora mucho y es más tratable.

Como es muy complicado resumir, comentaré un par de detalles de cosas de las que hablan y así nos podemos hacer una idea de lo que nos vamos a encontrar en el libro: narra la ocurrencia de Eratóstenes (y su forma de medir la circunferencia de la Tierra ¡con un error de un 0.5%!), lo que son las construcciones con regla y compás, como no, menciona dos de los más grandes libros de ciencia de toda la historia: "Los Principia" de Newton (y la ley de gravitación universal y el teorema fundamental del cálculo) y "El origen de las especies" de Charles Darwin (también menciona al pobre Wallace, que siempre nos olvidamos de él y al economista Robert Maltus y menciona un artículo de Douglas L. Theobald ("una prueba formal de la teoría de un ancestro común universal") que confirma, mediante un extenso análisis estadístico realizado entre diversas especies, que toda la vida que ahora existe en la Tierra procede de un ancestro común)), y también de otro bastante importante: "Discurso del método" de Descartes (y la que para mi, como matemático, es una de las más geniales ideas: el plano cartesiano), lo que es la tabla periódica de los elementos (y como se llegó hasta ella), de la función de distribución de Maxwell-Boltzmann y de la expresión para la entropía: S=k*lnW, de la botella de Leiden, de, como no, Emmy Noether, del grupo Nicolas Bourbaki, del principio de incertidumbre de Heisenberg, de Carl Sagan (uno de los culpables de mi afición por la ciencia), y en fin, muchas más historias muy interesantes, como la de la química orgánica, la de la anestesia, la de la cirugía, etc, ... y sí, sí, también aparece Einstein.

Por resumir, un libro de 471 páginas que se pueden leer de capítulo en capítulo, sin prisa y con las pausas que se quiera, porque no hay que seguir ningún hilo en particular.

Como siempre, copio un trocito:

"La culminación del estudio de la naturaleza americana debe situarse en la "Historia natural y moral de las Indias" (1590) del citado sacerdote José de Acosta, cuyo objetivo no fue ya una exposición descriptiva, sino "declarar las causas y razón de las novedades y rarezas" de la naturaleza americana, que el autor integró en su conjunto del saber científico, con una altura e independencia de criterio que mereció que Alexander von Humboldt calificase la obra de estudio magistral del Nuevo Mundo y de fundamento de la geofísica moderna. Traducido al latín, alemán, neerlandés, francés, inglés e italiano, el tratado de Acosta tuvo veinticinco ediciones fuera de España"

Clasificación:

Facilidad de lectura: 1

Opinión: 3-4 (teniendo en cuenta que no es un libro de narrativa normal)

lunes, 17 de abril de 2017

Las lagartijas no se hacen preguntas




















Escrita por Leonard Mlodinow y publicado por Editorial Crítica dentro de su serie Drakontos (y ya son unos cuantos libros de esta colección de los que he comentado en el blog) en el año 2016 (el original es del 2015).

Del autor ya he dicho bastantes cosas en los otros libros que he comentado de él (El arco iris de Feynman, El gran diseño) pero resumiré que es doctor en física teórica por la Universidad de Berkeley y que actualmente trabaja en el Caltech y como divulgador científico y guionista.

El libro detalla los avances científicos (y no tan científicos) que han ido revolucionando la historia de la humanidad. El título del libro recuerda bastante a una frase que comenté en la entrada anterior sobre el libro "el universo en tu mano" que dice: "los dinosaurios tuvieron tiempo de sobra para analizar su entorno e inferir unas cuantas cosas. No lo hicieron, y así les fue." En definitiva, es una alegoría del pensamiento científico como arma para evolucionar.

Divide el libro en tres partes, una primera que llega hasta Aristóteles, una segunda que llega más o menos hasta Newton y una tercera que se desarrolla, textualmente, más allá de los sentidos humanos, hasta el día de hoy.

Habla de muy diversas ramas de la ciencia (y lo que aún no lo era) y comenta el momento histórico en el que se produjeron los avances. Desde el código de Hammurabi (1750 a.c.), el cambio de paradigma de los filósofos griegos, que pasaron a ver el universo como algo ordenado (y sin embargo habrá quien quiera quitar esta asignatura de los colegios), el desarrollo del lenguaje matemático (y es que, tal como dice, las ecuaciones no sólo contienen ideas, sino que ofrecen las consecuencias de esas ideas a cualquiera que posea la perspicacia y la persistencia suficientes para extraerlas), la nueva forma de realizar experimentos de Galileo (en primer lugar, cuando obtenía un resultado que lo sorprendía, no lo rechazaba. En segundo lugar, sus experimentos eran cuantitativos, una idea revolucionaria en su tiempo), la ley de inercia de Galileo (adaptada por Newton, pero reconocido por él mismo que Galileo la había descubierto), las tres leyes de Newton (que aprovecho para recordar: 1ª: todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él. 2ª: el cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la linea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime. 3ª: con cada acción ocurre siempre una reacción igual y contraria"), la tabla periódica de Mendeléyev, el origen de las especies de Darwin (y su relación con Wallace), los experimentos de Redi en 1668 (que comentaré al final en el trozo de libro que copio siempre), en fin, de prácticamente toda esa gente de la que hemos oído algo a lo largo de nuestra vida (otra cosa es la atención que hayamos prestado).

Pero no se limita a contar las cosas sin más, como buen escritor y guionista, añade detalles de cómo se realizan las investigaciones y frases de gente conocida que sirven para hacernos una idea de lo que significa avanzar, tanto en la ciencia como en la vida, y las relaciones personales de cada uno con su entorno según lo intentaba. Pondré un par de ejemplos de lo que quiero decir: "hoy, cuando pensamos en la burocracia del gobierno, le atribuimos el mismo peso intelectual que a un equipo de fútbol de tercera, pero fue gracias a aquellas primeras burocracias gubernamentales como surgió una clase intelectual especializada", "los científicos no pueden existir en el vacío. Incluso los más grandes se benefician enormemente de la interacción con otros de su disciplina", "lo realmente heroico de la investigación, tanto si se corona con éxito como si no, es ese riesgo que aceptamos los científicos y otros innovadores, las largas horas y días, meses, incluso años de intensa lucha intelectual que pueden llevarnos , o no, a una conclusión o un producto fructífero", "siempre he tenido la sensación de que los artistas gozan de una gran ventaja sobre los físicos: en el arte, por mucho que colegas y críticos digan de la obra de alguien que no vale nada, nadie puede demostrarlo. En física sí", Robert Frost escribió en 1914 "por qué abandonar una creencia sólo porque deje de ser cierta" (esto se aplica hoy en día muchas veces cuando se amañan resultados experimentales para ajustarlos a lo que algunos creen que debería pasar), Wolfgang Pauli dijo una vez: "la física está muy enturbiada en este momento; en cualquier caso, es demasiado difícil para mí, y ahora desearía ser un cómico del cine o algo por el estilo y no haber oído hablar nunca de la física" (éste comentario me recuerda mucho al que hizo Ehrenfest a Borh en 1931 y que comento en el libros "Fausto en Copenhague"), Michael Jordan dijo en una ocasión: "he fallado más de nueve mil tiros en mi carrera. He perdido casi trescientos partidos. En veintiséis ocasiones, se me confió el tiro de la victoria y lo fallé. He fracasado una y otra vez en mi vida. Por eso tengo éxito".

Resumiendo, 357 páginas que se leen muy bien y de forma sencilla que hacen un buen resumen de la evolución del ser humano y de la revolución científica que ha acompañado a la misma.

Como siempre, copio un trocito:
"El método de Redi era simple. Se hizo con varios frascos de boca ancha y colocó en ellos muestras de carne fresca de serpiente, pescado y ternera. Entonces dejó algunos de los frascos sin tapar mientras que otros los cubrió con un material parecido a la gasa o con papel. Su hipótesis era que si realmente ocurría una generación espontánea, las moscas y larvas deberían aparecer en la carne en las tres situaciones. Si, en cambio, como Redi sospechaba, las larvas salían de unos huevos pequeños e invisibles que ponían las moscas, deberían aparecer en los frascos descubiertos pero no en los cubiertos con papel. También predijo que aparecerían larvas en la gasa que cubría el resto de los frascos, que era lo más cerca de la carne que podían llegar las hambrientas moscas. Eso fue justamente lo que ocurrió."

Clasificación:
Facilidad de lectura: 1.
Opinión: 3-4

martes, 28 de junio de 2016

Errores geniales que cambiaron el mundo




















Escrito por Mario Livio y editado por Editorial Planeta en 2013, dentro de la colección Ariel.

Mario Livio, tal y como ya he comentado en otras dos ocasiones previas (cuando comenté dos de sus libros: "¿Es Dios un matemático?" y "La ecuación jamás resuelta"), es un doctor en astrofísica y reconocido autor de libros de divulgación científica. Además, los dos libros que ya me había leído de él, habían estado bien, así que había que probar el tercero (no hay dos sin tres).

Tal y como se puede desprender del título del libro, el autor nos cuenta una serie de errores (de grandes científicos) que si bien, efectivamente fueron errores, llevaron finalmente a otros al desarrollo de teorías correctas, o más correctas que las originales aunque aún estén sin demostrar.

Como es normal, no se pueden comentar los errores cometidos por todos los científicos a lo largo de la historia (no olvidemos que muchas veces la ciencia funciona a base de prueba y error y por tanto los errores serían demasiados), y se centra en cinco errores cometidos por cinco científicos: Darwin, Kelvin, Pauling, Hoyle y Einstein.

Lo normal es que los cinco nombres le suenen a casi todos los que leen libros de divulgación, pero en cualquier caso, y resumiendo mucho, Charles Darwin es el padre de la teoría de la evolución, Lord Kelvin era un físico y matemático británico (muy importante en termodinámica), Linus Pauling fue un premio Nobel de química (y uno de los pocos que ha tenido dos de ellos), Fred Hoyle fue un astrónomo británico (nucleosíntesis estelar) y Albert Einstein fue ... pues Albert Einstein, no hay mucho que decir de él que no sepamos ya (otra cosa es que lo entendamos).

El autor comenta un poco la vida y los logros de los cinco científicos y de esa forma nos pone en una situación desde la que nos es más fácil entender el por qué de los errores que cometen. Como ya sabemos todos, es muy fácil darse cuenta de que algo está mal, cuando te explican por qué, y como bien indica el libro sobre el pensamiento humano: "no podemos vivir en un estado de duda perpetua, así que construimos la mejor historia posible y vivimos como si fuera cierta" lo cual suele llevar a errores, por muy gran científico que se sea. Por seguir el hilo del libro, aunque sin destripar del todo los errores que comenta en él, para que la gente se lo lea, diré que el error de Darwin tiene que ver con la herencia por mezcla, el error de Kelvin tiene que ver con la edad de la Tierra, el de Pauling con la estructura de los ácidos nucléicos, el de Hoyle con el universo estacionario y el de Einstein con la constante cosmológica (bueno, aquí puedo añadir que no es el error en el que muchos estarán pensando y que narra una buena historia al respecto).

Por supuesto, lo bueno de los errores cometidos por estos científicos es que, como bien dijo Popper: "no requiero de un sistema científico que pueda ser identificado, de una vez y para siempre, en un sentido positivo, pero requiero que su forma lógica sea tal que pueda que pueda ser identificado, por medio de pruebas empíricas, en un sentido negativo: tiene que ser posible que un sistema científico empírico sea refutado por la experiencia". Vamos, que las afirmaciones que realizaron, como buenos científicos, podían ser puestas a prueba, y eso es lo que hicieron muchos investigadores detrás de ellos (por mencionar algunos Watson y Crick (doble hélice del ADN) fueron los que remarcaron el error de Pauling). Pero como bien dijo Pauling: "si crees que tienes una buena idea, ¡publícala! no tengas miedo a equivocarte. Los errores no dañan a la ciencia porque hay un montón de gente inteligente que enseguida identificará el error y lo corregirá. Lo único que puede pasar es que quedes como un tonto, pero eso no produce ningún daño, sólo lastima el orgullo. En cambio, si resulta ser una buena idea y no la publicas, la ciencia sufrirá una pérdida". Y como bien relata el libro, es mucho lo que se puede aprender al analizar los errores de personas tan brillantes.

Por resumir, son 301 páginas que se leen de forma muy fácil (aunque el tamaño de la letra, a los que vamos teniendo cierta edad no ayuda mucho), narra historias interesantes y resulta bastante entretenido.

Como siempre, copio un trocito:

(el trozo a continuación es un relato de George Gamow llamado "Nuevo Génesis", y ylem se puede traducir por materia)
"En el principio creó Dios la radiación y el ylem. Y el ylem estaba sin forma y sin número, y los nucleones corrían enloquecidos sobre la faz del abismo. Y dijo Dios: Sea la masa dos; y fue la masa dos. Y vio Dios el deuterio y vio que era bueno. Y dijo Dios: Sea la masa tres. Y vio Dios el tritio y el tralfio (el mote que daba Gamow a un isótopo de Helio) y vio que eran buenos. Y siguió Dios llamando a un número tras otro hasta que llegó a los elementos transuránicos, Pero cuando miró su obra, vio que no era buena. Con la excitación de la cuenta, olvidó llamar a la masa cinco, y así, de manera natural, no podían formarse elementos más pesados. Dios quedó muy decepcionado, y en un principio quiso contraer de nuevo el universo y comenzar todo desde el inicio. Pero eso habría sido demasiado fácil. Y así, siendo omnipotente, Dios decidió corregir su error de una manera imposible.
Y dijo Dios: Sea Hoyle. Y fue Hoyle. Y Dios miró a Hoyle y le dijo que hiciera los elementos más pesados como le pluguiere. Y Hoyle decidió hacer los elementos pesados en las estrellas, y esparcirlos con las explosiones de las supernovas. Pero al hacerlo tenía que obtener la misma curva de abundancia que hubiera resultado de la nucleosíntesis en el ylem si Dios no hubiese olvidado llamar a la masa cinco. Y así, con la ayuda de Dios, hizo Hoyle elementos pesados, pero de tan complicado modo que hoy ni Hoyle, ni Dios ni nadie puede averiguar exactamente cómo fueron hechos."

Clasificación:
Facilidad de lectura: 1.
Opinión: 4