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martes, 16 de junio de 2020

Universos paralelos




















Escrito por Michio Kaku y publicado por Ediciones Atalanta en 2008 (el original es del 2005).

Del autor ya he comentado otros libros con anterioridad: 1, 2, 3, 4, y 5. Vamos, que ya lo conocía. Es un gran divulgador científico (con programas en la televisión y en la radio, no sólo con libros) y suele escribir de forma muy sencilla para que lo entienda todo el mundo. Por si a alguno no le suena, sólo diré que es un físico teórico (especialista en teoría de cuerdas) y que ha sido profesor visitante en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton.

En este libro hace un recorrido por las ramas más actuales de la cosmología, llegando hasta los límites de la misma y especulando con los posibles futuros de nuestro universo (siempre dentro de lo que se supone que es el espíritu científico, sin pasarse y con una base científica adecuada).

Empieza el libro casi, casi, cuando según Lev Landau: "los cosmólogos se equivocan a menudo pero nunca dudan" (eran los años en los que "hay especulación, después más especulación y después está la cosmología"). Comenta que los "Principia" de Newton se publicaron gracias a Edmund Halley, un rico astrónomo aficionado (sí, el del cometa). Y menciona las diferentes paradojas, como la de Bentley y la de Olbers, y las provocadas por la relatividad, como la de Lorenz-FitzGerald, así como las dificultades con que se fueron encontrando los físicos mientras desarrollaban nuestro actual sistema de "creencias cosmológicas" (como el problema del monopolo, del universo plano y el del horizonte). Habla de los puentes Einstein-Rosen y especula un poco con su posible utilización como vía para los viajes en el tiempo (menciona la paradoja de Fermi y comenta que, quizá, la razón por la que no nos acechan los turistas del futuro es que el tiempo más antiguo al que pueden volver es el momento en el que se creó la máquina del tiempo). Menciona la ecuación de Wheeler-DeWitt, la ecuación de Poisson-Laplace, habla de los distintos tipos de civilizaciones según el consumo de energía (que ya menciona en algún otro libro suyo), de la inflación,  del multiverso, de la teoría de cuerdas (y de las p-branas). Narra el comienzo de la teoría de cuerdas y su relación con la función Beta de Euler y como está relacionándose la moderna teoría de cuerdas (M) con la fuerza de la gravedad en búsqueda de una teoría del Todo (a este respecto menciona una frase de Ken Crowell: "siempre que la inteligencia de la gente aumente con mayor rapidez que el brillo del Sol, la Tierra prosperará").

Nuevamente aparece mencionada la serie de libros de "La guía del autoestopista galáctico" y menciona el motor de impulso de improbabilidad absoluta (como curiosidad), también menciona el libro de Martin Rees: "Seis números nada más".

Resumiendo, un libro que el autor divide en tres partes, una primera en la que habla del Universo, una segunda en la que habla del Multiverso y una tercera en la que habla del Hiperespacio. Son 405 páginas más un glosario final (para la gente que se despista un poco). Se lee de forma muy rápida y como viene siendo habitual con este autor, está escrito de forma asequible para todo el mundo.

Como siempre, copio un trocito:
"Así pues, los postulados de la escuela de Copenhague de Bohr, hablando en términos generales, pueden resumirse del siguiente modo:
a. Toda la energía discurre en paquetes discretos llamados "cuantos" (el cuanto de luz, por ejemplo, es el fotón. Los cuantos de la interacción débil se llaman bosones W y Z, el cuanto de la interacción fuerte se llama gluón, y el cuanto de la gravedad se llama gravitón, algo que todavía no se ha visto en el laboratorio).
b. La materia está representada por partículas puntuales, pero la probabilidad de encontrarse la partícula la da una onda. La onda, a su vez, obedece a una ecuación de onda específica (como la ecuación de Schrödinger).
c. Antes de realizar una observación, un objeto existe en todos los estados posibles simultáneamente. Para determinar en qué estado está el objeto, tenemos que hacer una observación, que "colapsa" la función de onda, y el objeto entra en un estado definido. El acto de observación destruye la función de onda y entonces el objeto asume una realidad definida. La función de onda ha cumplido su propósito: nos ha dado la probabilidad precisa de encontrar el objeto en este estado particular".

Clasificación:
Facilidad de lectura: 1-2
Opinión: 4-5

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