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martes, 7 de noviembre de 2017

La edad del universo




















Escrito por David A. Weintraub y publicado por Editorial Crítica, dentro de su ya habitual colección Drakontos en 2012, aunque el original es del año 2011 (casi el mismo).

Como ya viene siendo habitual en los últimos libros comentados, tengo que volver a reconocer mi desconocimiento del autor, pero para arreglar eso está la posibilidad de echar un vistazo a la vida del mismo y, viendo que es catedrático de astronomía en una universidad de Estados Unidos y que el título del libro es "la edad del universo", me parecía que merecía la pena leerlo, y así ha sido (vamos, que me lo he leído y ha merecido la pena).

El libro nos narra el camino que ha seguido la humanidad intentando averiguar la edad del universo en el que nos ha tocado vivir. Desde Aristoteles hasta nuestros días. Está lleno de conceptos técnicos, pero bien explicados. Algunos ya conocidos por casi todo el mundo, y otros no tanto. Nos habla de lo que se entiende por Unidad Astronómica (abreviando, la distancia media de la tierra al sol), por pársec (la distancia a la cual una estrella tiene un angulo de paralaje de un segundo de arco, aprox 3.26 años luz), cómo se realizan las mediciones de paralaje (da varios métodos), lo que se entiende por magnitud aparente y absoluta, la ley de la inversa del cuadrado aplicada a la luz (la intensidad de la luz es cien veces menor cuando la distancia a la fuente de la luz es diez veces mayor), la ley de Wien (que viene a decir que si pudiéramos medir la luz de un objeto a suficientes longitudes de onda como para determinar dos cosas, primero, que emite luz como un cuerpo negro, y segundo, la longitud de onda a la que emite más luz (su color), podríamos utilizar esa información para calcular la temperatura del objeto), los diagramas Hertzsprung-Rusell (H-R) y sus consecuencias (entre ellas que, la posición que ocupa una estrella enana en el diagrama H-R viene gobernada por un único parámetro: su masa), los distintos desplazamientos al rojo (el Doppler y el cosmológico), las supernovas de tipo Ia (que son lo que resulta cuando las enanas blancas de los sistemas binarios de estrellas crecen demasiado y revientan en una explosión), y en fin, multitud de términos muy útiles para luego poder leer con tranquilidad cualquier publicación (no demasiado técnica) de astronomía. También habla de la física subyacente a todos los procesos, incluso del efecto de túnel cuántico en la producción de energía de nuestro sol. Y menciona bastantes nombres relacionados con la astronomía, entre ellos el de Henrietta Leavitt y su gran trabajo con las variables Cefeidas.

Con todos estos datos, nos logra explicar bastante bien, cinco formas de medir la edad del universo (y nos remarca que todas ellas dan una edad aproximada similar, lo cual es un gran logro). Las cinco formas serían: la del tiempo de enfriamiento de las enanas blancas en la vía Láctea, la de ausencia de enanas blancas extremadamente frías y tenues, la de los puntos de giro de cúmulos de estrellas globulares, la de la tasa de expansión del universo y la del análisis del espectro de potencia de la radiación de fondo de microondas.

Por resumir, 417 páginas que las cuales hay que leer con un poco de calma para entender todos los conceptos, pero que, al menos en mi opinión, merecen la pena. Para los que el tema de la edad del universo no les interese demasiado, comentarles que el último capítulo es un resumen estupendo de todos los anteriores y son sólo 5 páginas (con pocos detalles, pero en 5 páginas no se puede pedir mucho más).

Como siempre, copio un trocito:
"Ahora disponemos de un modelo que nos permite entender la historia del universo: comenzó con toda la materia y la energía muy juntas porque el propio espacio estaba reducido a un punto. Con el tiempo, el espacio se expandió. Las galaxias, que se formaron en el plazo de unos pocos cientos de millones de años tras el nacimiento del universo, se han mantenido fijas en sus posiciones originales en el espacio. Es la expansión del espacio lo que hace que las galaxias parezcan estar separándose aunque en realidad no se estén moviendo a través del espacio. las distancias entre galaxias son directamente proporcionales a las velocidades con las que parecen separarse, de manera que las galaxias hoy separadas por una mayor distancia parecen alejarse a mayor velocidad que las galaxias más cercanas. La relación entre la distancia de separación y la velocidad de recesión de las galaxias es lo que denominamos ley de Hubble. La constante de proporcionalidad de esta relación, que nos dice cuántos megapársecs separan las galaxias por cada kilómetro por segundo de diferencia entre sus velocidades, recibe el nombre de constante de Hubble. La constante de Hubble nos da directamente el tiempo de Hubble, que a su vez nos da una estimación de la edad del universo".

Clasificación:
Facilidad de lectura: 3 (hay partes en las que hay que estar concentrado, pero no excesivas).
Opinión: 4 (deja muchos conceptos muy claros).

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