Páginas

lunes, 12 de febrero de 2018

Para entender a Einstein




















Escrita por Christophe Galfard y publicada por Blackie Books en 2017.

Del autor ya comenté un libro con anterioridad ("El universo en tu mano") y, puesto que no ha pasado demasiado tiempo, no ha cambiado nada; sigue siendo doctor en física por la Universidad de Cambridge (bajo la tutela de Stephen Hawking) y sigue siendo uno de los grandes divulgadores científicos de Francia. Este libro, al igual que el anterior, sólo tiene una fórmula (E=mc2), pero es que esta vez, está dedicado a ella. Tal y como reza el subtítulo: "una emocionante aproximación a E=mc2", el libro es una muy buena introducción a lo que significa la fórmula y todas las consecuencias que vinieron tras ella.

Está muy bien estructurado en tres partes y las conclusiones. En la primera parte nos habla sobre la luz (sobre los estudios y experimentos para determinar su velocidad y en qué se desplaza). En la segunda parte sobre la teoría de los objetos en movimiento y los principios en los que se basó Einstein para obtener sus resultados, entre otros que, en el vacío, la luz se desplaza siempre a la misma velocidad. Y en la tercera sobre las consecuencias que se han extraído de la teoría de la relatividad (entre otras la existencia de antimateria y la energía atómica).

Es un libro que se lee estupendamente en menos de dos horas y que está muy bien explicado (como siempre sin entrar en desarrollar las ecuaciones de Maxwell, pero sí explicando qué son). Un libro muy recomendable ya que, y creo que esto no me lo puede discutir nadie, explica la fórmula más famosa de todos los tiempos, y además, lo hace de una forma muy sencilla. Totalmente recomendable. Son 89 páginas con un formato de letra que, los que vamos teniendo años, agradecemos. Definitivamente, a este autor le voy a poner entre mis autores favoritos (siempre que no quiera entrar en asuntos más técnicos).

Además de las conclusiones, añade una serie de libros recomendados, entre otros uno de Bill Bryson "Una breve historia de casi todo" (que no he leído y apuntaré entre los pendientes) y algunos otros, incluyendo el clásico "The Feynman Lectures on Physics", que tiene una versión online: "ésta" (aunque eso sí, cuidado que esto ya es una versión con dificultad técnica).

Como siempre, copio un trocito:
"Richard Feynman, uno de los grandes físicos que dio el siglo XX, cuya percepción de E=mc2 ha inspirado a generaciones de científicos, comparó en una ocasión el universo con una gran partida de ajedrez. De acuerdo con ese símil, la física teórica consiste en descubrir las reglas del juego. De momento hemos descubierto unas cuantas. No todas, desde luego, pero unas cuantas. Creo que podemos estar orgullosos. Por lo que sabemos somos la primera especie que lo ha conseguido (al menos en la Tierra)."

Clasificación:
Facilidad de lectura: 1
Opinión: 5 (perfectamente explicado y con una sencillez espectacular).

viernes, 9 de febrero de 2018

Las matemáticas del cosmos

















Escrito por Ian Stewart y publicado por Editorial Crítica, dentro de la colección Drakontos (y mira que los libros de la colección suelen tener un formato reconocible y esta vez me han engañado, que no sabía que era de la colección hasta que me he puesto a mirar cuál era la editorial).

Del autor ya he comentado algún libro con anterioridad (17 ecuaciones que cambiaron el mundo) y es un reconocido autor de libros de divulgación, al margen de ser catedrático de matemáticas en la Universidad de Warwick.

La idea del libro es ver cómo las matemáticas han sido usadas y al mismo tiempo han ido evolucionando para explicar los descubrimientos de la astronomía (y de todas las ramas de la ciencia que actualmente investigan distintos aspectos del cosmos y su evolución). Es verdad que me esperaba algo más de matemáticas (de ecuaciones para un lado y para otro) y no ha sido así. Supongo que aquello de que cada fórmula en un libro disminuye el número de lectores debe seguir siendo cierto.

Hace un recorrido por toda la historia, desde Babilonia hasta la actualidad y por las matemáticas y la física que usaron (y usamos) para describir los fenómenos que iban observando. Como es normal, aborda multitud de conceptos entre los que se incluye la conservación del momento (da una definición muy buena y sencilla de lo que se entiende por momento relativo a un objeto que se mueve a una velocidad dada que es: la masa del objeto multiplicada por la velocidad vectorial), los puntos Lagrange (puntos donde se equilibran las fuerzas gravitatorias de dos cuerpos), el límite de Roche (la distancia dentro de la cual los satélites se hacen pedazos bajo la tensión gravitacional), las líneas espectrales (de emisión o absorción), los diagramas Hertzsprung-Rusell (de los cuales ya hablé cuando comenté el libro: La edad del Universo), los requisitos para la vida de Stuart Kauffman (algo que puede hacer al menos dos cosas: reproducirse y hacer al menos un ciclo de trabajo termodinámico), las elipses de Hohmann, el filtrado de Wiener (un tipo elaborado de ajuste de datos por mínimos cuadrados para separar las señales del ruido) y multitud de conceptos que si me pusiese a comentar aquí terminaría escribiendo el libro otra vez. Bueno, también hay que hacer mención a unos cuantos guiños a "La guía del autoestopista galáctico", que no podían faltar. Pero lo que más me ha gustado (a pesar de algunos errores de imprenta) es el último capítulo, donde se moja en dar su opinión sobre los conceptos más novedosos de la astrofísica moderna, como el problema del ajuste fino, la teoría de la inflación y la materia y energía oscuras. La verdad es que he disfrutado más con la parte final del libro que con el resto.

Por resumir, 345 páginas con muy poca dificultad, que se leen bastante bien y además cuenta con un diccionario final por si a alguien se le van olvidado los términos según los lee (que puede pasar). Eso sí, que nadie espere fórmulas.

Como siempre, copio un trocito:
"La cifra actual para el radio del universo observable es de alrededor de 45.700 millones de años luz. Podríamos, inocentemente, imaginar que por lo tanto somos capaces de ver 45.700 millones de años en el pasado; sin embargo, no podemos por dos razones. La primera es que el "universo observable" se refiere a lo que sería posible observar en principio, no a lo que podemos ver en la práctica. La segunda es que actualmente se cree que tiene solo 13.800 millones de años. Los 31.900 millones de diferencia representan las expansión del universo."

Clasificación:
Facilidad de lectura: 1-2.
Opinión: 3