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sábado, 27 de agosto de 2016

El futuro del espaciotiempo




















Escrito por Stephen Hawking, Kip S. Thorne, Igor Novikov, Timothy Ferris y Alan Lightman y publicado por Editorial Crítica dentro de la colección Drakontos (como no podía ser de otra manera) en 2003 (la edición original es del 2002).

Bueno, no hay que dar muchas explicaciones sobre por qué escogí leerme este libro; con echar un vistazo a los autores creo que se entiende muy bien. Antes de comentar nada del libro, sí que quería aprovechar que aparece Kip Thorne por aquí para recomendar a todo el mundo que le eche un vistazo a la película Interestelar y a la ciencia que hay detrás de la misma, porque me pareció la mejor película de ciencia-ficción que he visto jamás. Y remarco la palabra ciencia porque realmente es la mejor película de divulgación científica que he visto (salí del cine gratamente sorprendido).

Bien, dicho esto, comentar que el libro son adaptaciones de unas charlas dadas en el Caltech en el 2000 para celebrar el 60 cumpleaños de Kip Thorne (al que por cierto engañaron durante toda la fase previa para que cuando se diese cuenta de lo que iba a pasar fuese demasiado tarde para poder escabullirse).

Para prepararnos un poco más y tener una base un poco más solida para poder comprender las conferencias, Richard Price hace una introducción bastante buena ("bienvenidos al espaciotiempo"). En apenas 42 páginas nos hace un muy buen repaso a cómo se ha llegado a entender lo que hoy entendemos que es el espaciotiempo. Comienza con las observaciones discrepantes, la relatividad de Galileo, las ecuaciones de Maxwell (y los sistemas de referencia espaciotemporales), la relatividad de Einstein, los espacios de Minkowski, los horizontes de sucesos, los agujeros de gusano, las ondas gravitacionales, ... todo escrito de una forma muy sencilla e ilustrado con gráficos bastante explicativos.

Con esos conocimientos más claros, ya se puede pasar a leer las cinco charlas de las que consta el libro (realmente se pueden leer sin la introducción previa, pero siempre está bien aprender algo si no se sabía o recordarlo si se había olvidado).

No voy a desmenuzar demasiado las charlas, porque tampoco son demasiado largas (digamos que cada una ocupa más o menos treinta páginas), pero si me gustaría comentar un poco de qué va cada una. La primera (de Igor Novikov) especula sobre si se puede o no cambiar el pasado y la restricción del libre albedrío que esto implicaría. Está llena de dibujos para entender todo de forma gráfica, que es mucho más sencillo que si nos ponen las ecuaciones. La segunda (de Stephen Hawking) es una continuación de la primera y habla de la protección de la cronología y de si el espaciotiempo admite curvas cerradas de género tiempo (analiza el punto de vista clásico, semiclásico y de gravedad cuántica). Mientras analiza todas las posibilidades, coincide con Igor Novikov en que incluso si resulta que el viaje en el tiempo es imposible, es importante que entendamos por qué es imposible (durante la charla comenta la idea de Feynman de la suma de historias, lo que es un Universo de Gödel, la condición de energía débil, etc). Igual que la anterior charla, cuenta con numerosos gráficos que nos ayudan a entender mejor las cosas. La tercera charla (de Kip S. Thorne) es la más larga de todas (supongo porque es el protagonista en esta ocasión) y habla de las distorsiones del espaciotiempo y el mundo cuántico y hace unas cuantas especulaciones sobre el futuro (concretamente diez). Durante la charla habla de singularidades, agujeros negros, hiperespacios, ondas gravitacionales, interferómetros laser, de sus apuestas con Hawking (de estas ya he hablado en ocasiones anteriores), del LIGO, del LISA, en fin de multitud de cosas realmente interesantes y especula sobre lo que se irá descubriendo en los próximos años. La cuarta (dada por Timothy Ferris) y la quinta (de Alan Lightman) de dedican a hablar de la divulgación científica y de los físicos como novelistas. No voy a comentar nada de estas dos charlas, porque voy a copiar un trozo, algo largo, pero que describe una sensación que todos los que hemos tratado con problemas complicados hemos sentido alguna vez.

Por resumir, 204 páginas que se leen bastante bien y que tiene un glosario final muy bueno por si se nos despista algún concepto.

Como siempre, copio un trocito (esta vez un poco más largo de lo habitual):
"Tras un periodo inicial de estudio y trabajo, yo había conseguido establecer las ecuaciones que había que resolver. Pero entonces di con un muro. Sabía que había cometido un error, porque un resultado intermedio no salía tal como debería, pero yo no podía encontrar ningún error. Y no podía seguir. Día tras día comprobaba cada ecuación, caminando de un lado a otro de mi pequeño des`pacho sin ventanas, pero no sabía qué es lo que estaba haciendo mal, qué es lo que había pasado por alto. Esta confusión y este fracaso continuaron durante meses. A diferencia de todos los otros problemas que yo había encontrado en la escuela, no podía buscar la respuesta en un libro. La respuesta a este problema no se conocía. Yo estaba obsesionado con mi problema de investigación; le daba vueltas día y noche. Algunos días no salía del despacho. Comía y cenaba allí. Guardaba latas de atún en los cajones. Dejé de visitar a mis amigos. Estaba empezando a dudar de mi capacidad. Estaba empezando a creer que yo no tenía lo que se necesitaba para ser un científico.
Entonces, una mañana - recuerdo que era una mañana de domingo - me desperté hacia las 5 a.m. y ya no pude volver a dormir. Estaba en mi apartamento, no en mi despacho. Me sentía muy excitado. Algo estaba sucediendo en mi mente. Estaba pensando en mi problema científico y veía en profundidad. La sensación física era que mi cabeza se despegaba de mis hombros. Me sentía ingrávido. Estaba flotando. Y no tenía absolutamente ninguna sensación de mí mismo. Era una experiencia completamente ausente de ego o pensamiento alguno de las consecuencias, de aprobación o gloria. No tenía ninguna de estas sensaciones. Tenía una sensación de certeza. Tenía una fuerte sensación de ver profundamente en este problema y entenderlo y saber que estaba en lo cierto. Ése es un aspecto increíble del momento creativo: saber que estás en lo cierto, esa cautivadora sensación de exactitud.
De modo que con esas sensaciones que irrumpían en mí salí de la cama de puntillas, casi reverencialmente, temerosos de perturbar cualquier extraño proceso mágico que estuviera ocurriendo en mi cabeza, y fui a la cocina. Tenía allí una mesa y saqué las hojas con mis cálculos. Un minúsculo rayo de luz diurna empezaba a entrar por la ventana. Aunque yo era ajeno a todo lo que me rodeaba, el hecho es que estaba completamente solo. No creo que ninguna otra persona en el mundo hubiera podido ayudarme en ese momento. Y no quería ninguna ayuda. Tenía todas esas sensaciones y revelaciones en mi cabeza, y estar solo con todo eso era una parte esencial de ello. Yo sabía cosas que nadie más sabía. Y este conocimiento me hizo sentirme poderoso, como si pudiera hacer cualquier cosas. Estaba en esta fantástica situación de ver. Puesto que no tenía sensación de mí mismo, no había ningún "yo" viendo, ningún veedor. Era sólo pura visión.
Me senté en la mesa y empecé a trabajar, haciendo aquí y allí simplificaciones que yo comprendía que eran buenas aproximaciones porque podía ver el problema en su totalidad. De algún modo, quizá durante semanas, mi mente había tomado caminos secretos, ensayando diferentes posibilidades y conexiones, y ahora se desbordaba. Al cabo de un tiempo en la mes de la cocina, yo había resuelto mi problema de investigación. Salí de la habitación, sintiéndome atónito y poderoso. De repente oí un ruido, miré el reloj de la pared y vi que eran las dos de la tarde."

Clasificación:
Facilidad de lectura: 1-2
Opinión: 4-5