miércoles, 29 de agosto de 2012

Solos en el Universo



















Escrito por John Gribbin y publicado por Pasado&Presente en el 2012.

He aprovechado este verano para descansar de lecturas complicadas, así que me he leído tres libros de ciencia ficción (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? De Philip K. Dick, Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams, que ya he comentado en alguna ocasión al referirme a la película del mismo nombre, y 3001 Odisea Final de Arthur C. Clarke) y uno de divulgación científica, que es el que voy a comentar aquí. 
El titulo completo del libro es Solos en el Universo, el milagro de la vida en la Tierra. El título ya nos indica que el autor no está muy convencido de la existencia de vida inteligente en nuestra galaxia al margen de la nuestra (sin entrar en discusiones sobre lo que se considera inteligencia) o al menos de civilizaciones tecnológicas tal y como las entendemos. Pero hay que decir que no es el único, ya que cuando alguien dice algo parecido siempre sale la famosa paradoja de Fermi (¿dónde están todos?) a colación. 
Por supuesto, que no es un charlatán que lo comenta sin darnos razones bastante sólidas en sus argumentaciones. Lo primero que hay que indicar es que se centra en nuestra galaxia y no en todo el Universo, ya que si el Universo es infinito (o si existen infinitos Universos), cualquier cosa remotamente posible acabará ocurriendo en algún lado, y eso implica la existencia de más mundos con civilizaciones tecnológicas avanzadas.
Para desarrollar sus ideas, habla de la creación de las galaxias, de las estrellas, del sistema solar y finalmente de los planetas. Dentro de las estrellas, explica por qué no todas las estrellas son capaces de albergar planetas habitados y qué hace tan especial a nuestro sol (incluye muchos detalles, como la metalicidad del sol). De los sistemas planetarios indica tanto la formación de los mismos, como la posible composición y número de planetas, y la tremenda importancia de los distintos planetas que acompañan a la tierra (incluida la luna) y que han hecho posible que se desarrollara la vida y posteriormente la vida inteligente. Sobre el desarrollo de la vida, discute varias posibilidades, y un tema del que yo no había oído hablar, y que es bastante interesante, como es el de la explosión del Cámbrico (al que dedica un capitulo entero, el 7).
Obviamente, cuando se trata un tema como este, todo son especulaciones, pero cuando las especulaciones están apoyadas por estudios científicos, merece la pena leerlas.  Introduce muchos datos de los que ya hemos comentado algo, como la ecuación de Drake y otros de los que no hemos comentado nada, como la importancia de la tectónica de placas en la vida en nuestro planeta (sobre lo que tengo que reconocer nunca había meditado mucho), el cinturón de Kuiper, la nube de Oort. También salen opiniones de gente que merece la pena leer, como James Lovelock, Francis Crick, etc …
En definitiva, 282 páginas que me he podido leer en la playa (a pesar de los gritos de los niños correteando por ella) y que han sido muy instructivas.
Como siempre, copio un trocito:
“Las pruebas geológicas nos indica que, a lo largo de la mayor parte de la historia de la Tierra, el promedio de impactos causados sobre nuestro planeta por objetos de al menos 10 kilómetros de anchura es de uno cada cien millones de años. Un impacto de esta magnitud fue el que contribuyó a la muerte de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Pero si Júpiter no hubiera estado en la zona para limpiar primero buena parte de los escombros originales del Sistema Solar y luego protegernos de objetos como el Shoemaker-Levy 9, estos impactos habrían sucedido cada 10.000 años, no cada cien millones de años. Se hace difícil pensar que en estas circunstancias la vida animal hubiera podido evolucionar, y ya no digamos desarrollar inteligencia y una civilización tecnológica”.
Clasificación:
Facilidad de lectura: 1
Opinión: 4 (una lectura muy entretenida).